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Juan el Bautista es uno de los personajes más distintivos del
Nuevo Testamento. Tenía un talento inusual para la moda, usando ropa de aspecto salvaje hecha de pelo de camello y un cinturón de cuero alrededor de su cintura.
Vivía en el desierto, comía langosta y miel silvestre y predicaba un mensaje extraño. A diferencia de tanta gente, Juan el Bautista conocía su misión en la vida.
Él entendió claramente que había sido apartado por Dios para un propósito.
A través de la dirección de Dios,
Juan el Bautista desafió a la gente a prepararse para la venida del Mesías alejándose del pecado y siendo bautizado como un símbolo de arrepentimiento. Aunque no tenía poder ni influencia en el sistema político judío, transmitió su mensaje con la fuerza de la autoridad. La gente no podía resistirse a la
abrumadora verdad de sus palabras, ya que cientos de personas acudían en masa para escucharle y ser bautizados. Y aun cuando atrajo la atención de las multitudes, nunca perdió de vista su misión de
señalar a la gente a Cristo.